La creación de CELAC en Caracas, Venezuela en los primeros días de diciembre, se ha convertido para América Latina en un acontecimiento de carácter histórico y casi seguro tendrá en un futuro relevancia mundial, pero su camino será largo y lleno de obstáculos entre los que se encuentran los intervencionistas.
Para nadie es un secreto que EE.UU y demás miembros del “Eje de la Guerra” están enfrascados en una campaña desesperada por la hegemonía mundial, conocedores que la crisis que se les viene encima no podrá ser resuelta con los actuales mecanismos de las relaciones internacionales, surgidos después de la Segunda Guerra Mundial y manejados durante más de 60 años por las potencias vencedoras del conflicto bélico.
Después de la desaparición del campo socialista y de la URSS en particular, como contrapeso en la arena internacional, EE.UU se percató de que no solo la URSS quebró como consecuencia de la carrera armamentista, sino y también ellos estaban a punto de estallar como resultado de su política derrochadora, que les permitió durante un tiempo vivir por encima de sus posibilidades y dar una falsa imagen de bienestar y solvencia que estaba muy lejos de la realidad. La economía norteamericana se fue corroyendo, al igual que la sociedad y los recursos que sustentaban tan absurda proyección. Solo mentes obcecadas y aberradas no veían lo que pasaba.
Ahora, es evidente que se han percatado de la debacle que se les viene encima y están tratando de cambiar las reglas del juego para poder imponer sus privilegios y de algún modo tratar de salvar su nivel de vida a costa de las mayorías. El problema es que el “estado de bienestar” no es posible mantenerlo ni siquiera para los países desarrollados, por lo que se hace necesario imponer nuevas reglas que permitan a los muy ricos seguir siéndolo.
Claro que para esto hay que primero “convencer” a las mayorías en los países industrializados de que hay que apretarse el cinturón y después imponer a los países subdesarrollados su sistema de dominación absoluta.
La actual ofensiva en el Medio Oriente es un ejemplo de este “nuevo” proceder.
Ahora, ¿qué papel tiene la “CELAC” dentro de este contexto de neoreordenamiento del mundo? Es evidente que no es el que desea EE.UU y de hecho ya desde hace un tiempo trabaja para torpedear la unidad latinoamericana.
Algunos piensan que EE.UU está demasiado involucrado en el Medio Oriente como para ocuparse de América Latina. Esto es evidentemente falso. De hecho desde hace tiempo se desarrollan los
preparativos y las operaciones de guerra psicológico-informativa contra los países que no son del agrado del Imperio.
Cuba, lleva más de 50 años batallando contra todo tipo de acciones para desbaratar a la revolución socialista que ha sobrevivido a 90 millas del imperio. Muchos catalogan este hecho de milagroso, pero esto no tiene nada que ver con la realidad. Los cubanos han aprendido a luchar contra todas las operaciones que las instituciones norteamericanas han diseñado contra ellos. Desde agresiones militares, pasando por campañas de sabotajes, bloqueo económico, guerra biológica, aislamiento diplomático y comercial, difamaciones, desestabilización, satanización, etc, etc, etc. No existe método, medio, procedimiento o recurso del arsenal de la guerra psicológico-informativa que EE.UU no haya empleado contra Cuba y la verdad es que los cubanos han logrado desarmarlas todas. El costo ha sido alto pero, Cuba se ha dado el lujo de mandar para el psicoanalista a más de un Presidente de EE.UU.
Ahora con la nueva “ola” (esperamos que sea más que eso) de nuevas democracias en Latinoamérica, donde la representación se está convirtiendo en participación, la creación de la CELAC con Cuba incluida, ha hecho saltar las alarmas en el Imperio del Norte y de seguro vendrá una ofensiva despiadada que no comienza ahora, lleva ya un tiempo en curso, pero recibirá una aceleración decisiva.
Claro que ahora Cuba no está sola, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, están codo con codo y otro grupo no va muy atrás, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, las Islas Caribeñas y el recién incorporado Perú.
Las acciones que EE.UU aplica a América Latina no se parecen en nada a las del Medio Oriente. El contexto es totalmente distinto. A pesar de las diferencias, en Latinoamérica hay un sentimiento de rechazo a medidas coercitivas como Golpes de Estado e Invasiones, que harían muy peligroso una acción de ese tipo, como consecuencia de la larga historia de cuartelazos e invasiones que ha sufrido el Subcontinente. Por otro lado la región es el traspatio de EE.UU y una rebelión generalizada pondría en peligro la estabilidad del propio imperio.
Es por ello que EE.UU actúa con mucha precaución, sin que esto signifique que no trate de conseguir el mismo objetivo.
Una de las líneas de acción que emplea el imperio en la región es la de tratar de dividir a los latinoamericanos para mantenerlos sin capacidad de constituir un peligro para sus intereses. Para ello han organizado varias operaciones, que van desde crear asociaciones paralelas de los países más afines a sus intereses, pasando por la estimulación de conflictos entre países latinoamericanos y terminando con la idea de contraponer a líderes para “suavizar” las posiciones de los más radicales.
El Área de Libre Comercio para las Américas fue uno de los intentos de vulcanizar a América Latina bajo supuestos intereses comunes.
Azuzar supuestos conflictos entre Colombia y Venezuela, o entre Ecuador y Colombia, o entre Nicaragua y Costa Rica, o entre Bolivia y Brasil, o entre Uruguay y Argentina, o entre Bolivia y Chile, son ejemplos de esta estrategia.
El intento de creación de la Alianza del Pacifico es otro ensayo para tratar de desunir a América Latina.
Por otro lado EE.UU trato en cierta medida de contraponer la figura y el liderazgo de Lula con el de Chávez. Era evidente que el objetivo era reducir el efecto de la posición más radical de Chávez, presentando a un Lula más cooperativo y exitoso. Inclusive le hicieron creer que le posibilitarían a Brasil convertirse en miembro permanente del consejo de Seguridad de la ONU.
El lulismo, como algunos han querido llamarlo, no implicaba cambios, de hecho Lula no cambio nada en Brasil, solo dejo seguir el curso de los acontecimientos. Los “logros” de la economía brasileña no se han “derramado” en la mayoría de la población de este enorme país.
Pero tanto Lula como Chávez, no cayeron en la trampa y con sus enfoques se mantuvieron cooperando con un objetivo único, fortalecer la unidad latinoamericana. Es de esperar que el papel de Brasil crezca en la medida que se haga necesario dar pasos más concretos en función de poner en práctica lo que se dice.
No hay dudas que el papel que ha jugado Venezuela en esta nueva e indispensable proyección latinoamericana, es crucial. El Presidente venezolano se anotó un importante Gol con la constitución de la CELAC y de seguro pondrá alma, corazón y mucha inteligencia para que camine con sus propios pies. Esperar otros 200 años no es su intención.
Es por ello que EE.UU soltara todas las amarras y lanzara contra la CELAC y fundamentalmente contra los países más radicales dentro de ella (Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua), todo su arsenal de Guerra Psicológico-Informativa para desbaratar, no solo el proyecto naciente, sino y a los procesos que se han instalado en los países antes mencionados.
Las condiciones están creadas, solo falta que llegue el momento político y que “aparezca” el motivo que lo justifique.
Si analizamos las últimas acciones, que casi inadvertidas algunas, ha desarrollado EE.UU en la región, nos percataremos de la intención que se encubre detrás de ellas.
La activación de la IV Flota, en un momento en que no existe ninguna justificación visible para este paso y en que la economía del imperio está pasando por una crisis sin precedentes, es quizás el paso que delata con mayor claridad lo que EE.UU trama.
Por otro lado la creación, o mejor dicho acondicionamiento de las más de 7 bases en Colombia apuntalan esta percepción. No nos dejemos engañar con el bajo perfil que se la ha tratado de dar a estas bases. El solo hecho de que haya una pista de aviación o un puerto adecuado, infraestructura para la logística y una confiable red de comunicaciones basta para que esta base este “disponible” para realizar acciones inmediatas. Con los actuales medios que posee el ejército norteamericano activar esta base es cuestión de horas.
Si a esto sumamos la casi desconocida activación de bases en Panamá, a pesar de los tratados Carter – Torrijos; el reforzamiento de las instalaciones en Aruba, Guyana, Antigua y Curazao; la presencia casi desconocida de personal militar norteamericano en instalaciones argentinas de supuesto “monitoreo” de instalaciones nucleares; la casi olvidada “visita” de una agrupación desproporcionada de buques a puertos costarricenses y el reforzamiento de operaciones en el Caribe, podríamos concluir que se han creado las condiciones para lanzar una ofensiva que en algún momento puede incluir la fuerza.
Claro que esto no será tan grotesco como ha sido en el Medio Oriente. Aunque la creación de la CELAC podría ser para algunos el momento político, utilizarlo como pretexto seria poco inteligente y lejos de servir para justificar las acciones podría generar un movimiento poderoso en la dirección contraria.
Por eso se hace necesario buscar otro “pretexto” para “salvar” la democracia. Las elecciones próximas en Venezuela se pintan solas. No en balde el Presidente bolivariano ha expresado en reiteradas ocasiones que se está tramando orquestar un show mediático con los resultados electorales en Venezuela y ha llamado a sus seguidores a propinar un golpe contundente en los resultados de las elecciones que no pueda ser empleado para desestabilizar el país y dar pie a los EE.UU para lanzarse sobre Venezuela y de hecho contra los países que componen el Alba.
Si observamos con detenimiento un mapa veremos que todos estos enclaves militares acercan las líneas de intervención a los países elegidos y permiten bloquear cualquier intento de apoyo por parte de los demás.
Igualmente permite concentrar fuerzas lo suficientemente poderosas para intimidar a los más débiles y de esta forma minimizar la respuesta.
Muchos se harán lógicas interrogantes en una situación como esta:
¿Podrá EE.UU mantener tantos frentes abiertos a la vez?
¿No comprometerá el abastecimiento de petróleo a EE.UU si un enfrentamiento de este tipo produce un corte de los envíos del petróleo venezolano?
¿La cercanía de América Latina a su territorio no será un riesgo muy alto para los intereses norteamericanos?
¿Aceptará el pueblo norteamericano una situación como esta en Latinoamérica considerando la numerosa comunidad de latinos que vive en este país?
Claro que no tenemos una bola de cristal para prever todas las situaciones que se podrán producir en un escenario como este. Solo podemos adelantar criterios que pueden dar luz y que permitan tener una idea de la situación existente.
EE.UU calcula que su affaire medioriental está por terminar y esto le permitirá virar los cañones, o mejor dicho las antenas, para América Latina. Claro que del dicho al hecho….. El tema Sirio se le ha empantanado e Irán va para largo, aunque esto estaba previsto. Ellos sabían de antemano que las acciones contra Irán durante un tiempo prolongado serán de desgaste. Tomar Irán en este momento es imposible.
Por otro lado Obama de forma muy inteligente ha involucrado en la campaña de “desalojo” en el Medio Oriente a las potencias europeas y a las monarquías genuflexas de la región, lo que le permitirá tener las manos más libres para su aventura latinoamericana.
En cuanto al abastecimiento petrolero claro que este es precisamente una de las razones estratégicas de su accionar. El petróleo y las materias primas de la región serán irremplazables en un futuro no tan lejano y EE.UU está dispuesto a pagar cualquier costo por tenerlo a su disposición. Por otro lado ya han asegurado una buena parte de las instalaciones iraquíes, libias, además de las tradicionales del Golfo Arábico Pérsico. Por lo que no les preocupa que exista un bloqueo venezolano, a pesar de la cercanía y la conveniencia de tener una fuente más accesible.
El que los países de América Latina producto de su cercanía, representen un peligro mayor que los del Medio Oriente, está dentro de los planes norteamericanos. Obsérvese como ellos han movido las fichas para tener cerca de los países que pudieran serles hostiles fuerzas que le permitan contrarrestar esta hostilidad.
En cuanto a la comunidad hispana en EE.UU, esta se encuentra en un trance tan difícil, tratando de lograr su sueño americano, que cada vez está más lejos y ocupado buscando o tratando de mantener su trabajo y sustento para su familia de allá y de aquí que no deben jugar un papel decisivo en caso de haber un enfrentamiento con Latinoamérica. De hecho cuando el reciente Golpe de Estado en Honduras, la comunidad hondureña y mucho menos la latina movieron ni un dedo para siquiera denunciar lo que ocurría.
Pero todo no es coser y cantar. América Latina no es la de antes. Es cierto que no se puede decir que la CELAC sea una organización homogénea y balanceada. Diríamos que es precisamente esa su primera tarea, lograr unificar intereses en algunos casos contrapuestos.
Existen en su seno representaciones de países que se mueven en una dirección contraria y que han sido clasificados como Caballos de Troya. La diferencia es que en Grecia no conocían lo que tenía el Caballo adentro y aquí si lo sabemos, por lo que podemos contrarrestar su efecto.
Por otro lado los Gobiernos progresistas Latinoamericanos no están con los brazos cruzados. Raúl, Chávez, Evo, Correa y Daniel son dirigentes avezos y curtidos en el fragor de las batallas con el imperio. No se van a dejar “madrugar” como los mediorientales y tienen un apoyo real de su población, no basado en prebendas económicas y concesiones ideológicas.
EE.UU debe calcular sus pasos con mucho tino, si falla, lo más posible es que acelere el proceso de toma de conciencia en la región y lejos de imponer regímenes abyectos puede que se desate una “marea” revolucionaria de impredecibles dimensiones.
También es posible que la experiencia cubana juegue un papel determinante en el curso de las acciones. Cuba ha luchado con éxito y su ejemplo y experiencias sirven de enseñanza para los que la quieran emplear. No se trata de hacer una Guerra de Guerrillas, sino de emplear todos los recursos de un pueblo para mantener su soberanía e integridad.
América Latina no solo comercia petróleo con EE.UU. Hay otras “exquisiteces” que los norteamericanos sentirían no recibir de Latinoamérica.
Por último el tema militar.
Es aquí donde parece, como se diría en español, se le ha puesto el dado malo a EE.UU. Nadie duda de la capacidad de los cubanos para defenderse, pero el problema es que en este sentido también las cosas están cambiando en otros lares. Venezuela está formando unas Fuerzas Armadas que cada vez ganan más en lo ideológico y en lo técnico. Nicaragua tiene a su ejército que se reconoce en las tradiciones Sandinistas. Bolivia ha ido formando su personal con una mayor identidad nacional y Ecuador después del intento de Golpe contra Correa, deberá encaminarse a sanear sus instituciones militares.
No es de menos importancia el “despertar” de Rusia. Aunque esta fuera del contexto Latinoamericano su condición de gran potencia la hace un apoyo importante para equilibrar las relaciones internacionales, además de ser un proveedor fiable de técnica militar que para la situación actual puede necesitar América Latina.
En caso de decidir EE.UU lanzarse a una aventura Latinoamericana las opciones de respuesta pueden jugar un peso importante.
Algo debe quedar bien claro para los países “elegibles” en la ofensiva norteamericana. La Guerra se gana evitándola y para ello hay que hacer ver que el costo de una agresión puede costar muy caro.
EE.UU, solo se lanza contra los débiles, indecisos, aduladores o consentidores, si América Latina se muestra firme y decide tomar en sus manos sus destinos, el imperio tendrá que acomodarse a la idea de que tendrá que tratarnos como a iguales o gastarse la plata y construir los cohetes para mudarse a otro planeta.
Ojala la NASA no se demore y encuentre rápidamente al planeta con atmosfera, me parece que no sería muy chic que se tengan que mudar con caretas, perderían la posibilidad de ganarse un Oscar.
Fuente: David Urra
No hay comentarios:
Publicar un comentario