La noticia ha estallado ayer mismo: Georgios Papandreu, primer ministro de Grecia y presidente de la Internacional Socialista, ha anunciado que someterá a referéndum la decisión de aceptar un segundo rescate de la Unión Europea a su país, teniendo en cuenta los sacrificios personales que tal rescate supondrá para los griegos.
Y los ácratas tenemos dos cosas que decir:
Primera, que siempre estaremos del lado de la democracia. Por lo tanto, someter decisiones tan importantes a referéndum es una postura impecable, a fuer de decente.
Segunda, que todo esto encubre un fraude económico de primera magnitud.
Hay que preguntarse por qué Papandreu no advirtió a los demás líderes europeos de lo que pensaba hacer, del referéndum que pensaba convocar, en la reunión del pasado miércoles.(1) La respuesta es que o se ha vuelto loco de repente o pretendía sorprender a los europeos, pillarlos con el calzón bajado. En todo caso, su extemporáneo anuncio ha provocado una brutal caída en la cotización de los bancos europeos. La Societé Generale francesa se ha despeñado un 16% en un solo día.
Ante este tipo de noticias singulares, siempre hay que buscar
las razones ocultas, seguir los movimientos del dinero, preguntarse, en definitiva, “¿qui prodest?” La respuesta es “el de siempre”: Goldman Sachs –y, por supuesto, sus socios del Sanedrín Financiero Internacional en su esfuerzo por derribar el euro–. Goldman Sachs, que viene utilizando a Grecia como arma arrojadiza contra la banca europea desde que inició el juego falsificando las cuentas griegas(2) para que pudiera ésta cumplir los criterios de convergencia e ingresar en la Unión Europea.
Lo que parece es que el socialista Papandreu se ha vendido a Goldman, aunque le va a costar su carrera política. Probablemente, su propio partido se lo cargue el próximo viernes. Pero, de momento, salga lo que salga en el referéndum, Goldman se está hinchando a ganar dinero al contado con sus posiciones cortas(3) contra los bancos europeos tenedores de deuda griega. Ello, aunque los griegos sean "euro-sensatos" y voten a favor de la ayuda europea (pues ésta incluye una quita del 50% de la deuda pública y la financiación casi indefinida del estado griego); porque si resulta el “no”, Grecia saldrá del euro por la gatera, el dracma se devaluará a la cuarta parte en los primeros meses de su nueva existencia, quebrará como país y será embargada en su totalidad: desde el último metro lineal de sus costas hasta el mismísimo Partenón.
La jugada de Goldman Sachs –si es Goldman quien la ha pergeñado, que lo parece– es impecable en su manufactura: la medida de Papandreu tiene que ser apoyada por los demócratas puristas y por toda la juventud mundial. ¿Quién se atreverá a decir en contra que la democracia no se improvisa, si antes aplaudió los referenda islandeses de marzo del 2010 y abril del 2011? Nosotros no nos opondremos, por supuesto que no. Pero advertimos que, en coherencia, también deberán someterse a referéndum las consecuencias de esta medida, el resto de decisiones que se seguirán ineluctables, como el pago de la deuda tras la salida del euro y las devaluaciones del dracma. Y, tras el "no" inicial, el pueblo griego deberá seguir diciendo un reiterado “no” hasta que, al final, la OTAN entre en Atenas a punta de fusil.
Espero que los lectores no malinterpreten ni una palabra de este artículo. Estamos a favor del referéndum, de la democracia, pero en la obligación de denunciar la mentira: El engaño es que el referéndum griego no se celebrará nunca. Todo es una estratagema para que la banca internacional del lobby judeo-anglosajón se empaje a ganar dinero a costa de la idea de una Europa unida. A diferencia de Papandreu, los ácratas no estamos a sueldo de Goldman para desplumar a los europeos.
ÁCRATAS
NOTAS: (1) No ha consultado ni siquiera a su propio gobierno: su ministro de Economía ha infartado al saberlo. Luego han dicho que ha sufrido un ataque de apendicitis. No sabemos qué es peor.
(2) Lo hizo mediante un SWAP cruzado de divisas (dólar-euro) con tasas de cambio falsificadas, lo que permitió a Grecia contabilizar en sus balances 1 billón de dólares de más en el momento de presentar las cuentas en Europa.
(3) La posición corta se juega así: Goldman "alquiló", pidió prestadas a cambio de una pequeña tarifa, hace unos días, un enorme paquete de acciones de Societé, que vendió inmediatamente. Las volverá a comprar tras la caída y las devolverá a Societé. Y se meterá en el bolsillo un 16% del valor de las acciones en pocos días, multiplicando su inversión real por 100. También puede hacerse un juego parecido mediante opciones de venta, también de gran apalancamiento.
Fuente: Ácratas
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