Mientras 'The New York Times' destaca en un artículo la "severidad" del sistema español de ejecuciones hipotecarias, permitiendo que los ejecutados deban dinero al banco aún después del embargo del inmueble, la morosidad de los bancos españoles aumenta vertiginosa poniendo en riesgo no ya el sistema financiero español (que está destruido), sino la supervivencia del Estado. Ambos, banqueros y políticos, cegados por el inminente riesgo de la pérdida de sus poltronas, han emprendido una loca carrera hacia el abismo a costa de los ciudadanos más desfavorecidos, con nuevos e intolerables impuestos y un sólido cerrojo al crédito.
Santander y BBVA, como no podía ser menos, encabezan el ranking de entidades con riesgo de estallido a causa de la morosidad, que ronda oficialmente el 5% (y realmente puede que el 12,6%). Eso significa que
ambas entidades, acompañadas por cientos de acólitos, están ya en quiebra técnica. El que tenga dinero en esas entidades, ya sabe lo que tiene que hacer: no sacarlo de ahí jamás para contribuir al búnker con tan kamikaze esfuerzo; arrimar el hombro y el dinero a la improbable recuperación de esas queridas marcas bancarias que nos han acompañado toda la vida. Y si perdéis el dinero depositado, aunque sea el único que tenéis para hacer frente a una crisis que no sólo remite, sino que empeora cada día, no pasa nada. ¿Acaso dejaríais que se hundiera la marca Colacao? ¡Pues menos aún Santander (¡qué bella ciudad monopoliza en su nombre!) y BBVA (Vizcaya, capital Bilbao).
¡Y qué entrañables nos resultan Emilio Botinone y Frank Gonzalini, que tanto juego han dado en este acrático diario!
Fuente: Ácratas
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