De América Latina a China vuelan materias primas, energía y alimentos. Del país asiático llegan productos tecnológicos, bienes terminados, textiles y proyectos de cooperación. En la década pasada, las exportaciones del subcontinente al gigante económico han aumentado 12 veces, mientras las importaciones han crecido 8 veces, según el Sistema Económico Latinoamericano (SELA). El intercambio supera el comercio que tenían muchos países del área como Estados Unidos o vecinos propios.
El proceso es visto por observadores económicos como una relación semejante a la que tuvo Japón con las naciones cercanas entre los años 60 y 90. Entonces, el país nipón impulsó el crecimiento económico de sus vecinos (que aumentaron su ingreso per cápita de 15% a 70% con relación a EU) a través de su desarrollo tecnológico.
“China se ha convertido en un socio estratégico para América Latina y el Caribe, hay muchas oportunidades para alcanzar acuerdos de exportación e inversión en minería, ingeniería, agricultura, infraestructura, ciencia y tecnología”, dijo Alicia Bárcena, secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El país ya desplazó a Estados Unidos como socio principal de Brasil, igual que en Chile, en importaciones. En Venezuela, también superó a Colombia y Brasil como aliado comercial. El caso de México es especial porque aunque es un mercado competidor del chino para productos de exportación a Estados Unidos y Canadá, el comercio bilateral creció 2000% entre 1990 y 2010. En otras naciones el avance es evidente: en Uruguay aumentó 40% entre 2010 y lo que va de año, y Ecuador le vende 54% de su petróleo al gigante asiático.
La importancia de China para la región se concentra en su alta de demanda de productos primarios. Para mantener su nivel de crecimiento —8% anual desde hace una década— demanda alimentos, energía y materias. Y América Latina se las provee.
Como contraparte, los países latinoamericanos se han beneficiado de la demanda china porque ha elevado los precios de materias primas. Analistas económicos, entre ellos el Banco Mundial, indican que el ascendente intercambio produjo un efecto protector sobre la región, que la resguardó de efectos por la crisis de Estados Unidos y Europa.
Alimento seguro
Argentina se ha convertido para China en una fuente de alimentos a largo plazo. Está invirtiendo en tierras. Un ejemplo es el acuerdo marco entre dos provincias —Río Negro y Heilongjiang— y la empresa de alimentos Beida Yuang. El objetivo es alquilar a dueños privados hasta 200 mil hectáreas para asegurar maíz, trigo, soya y leche a los habitantes de Heilongjiang por 20 años.
A cambio, Beida Yuang se comprometió a invertir mil 450 millones de dólares para irrigar esas tierras. La iniciativa ha sido criticada razones ecológicas y “soberanía alimentaria”.
Pekín también planea comprar tierras en Perú. La idea es participar en los proyectos de irrigación en Olmos (en el norte) y Majes (en el sur del país), que aumentarán en casi 80 mil hectáreas la frontera agrícola. Harry Chang, funcionario de Pro Inversión, dijo que los chinos buscan asegurar su aprovisionamiento de alimentos. “Comprarán tierras no cultivadas y no afectarán a los productores locales”, afirmó.
A pesar del optimismo, el vicepresidente de la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro), Jorge Prado, considera que esto debe ser evaluado minuciosamente porque significaría una suerte de coloniaje, que podría atentar contra la rentabilidad del sector y la biodiversidad peruana.
En Uruguay, único país latinoamericano que exporta ganado en pie a China, los asiáticos también han mostrado interés en compra de tierra.
En Argentina, el tema agrícola con Pekín ha sido motivo de roces. Aunque se firmaron acuerdos de intercambio y algunos han funcionado, en los últimos años estalló un conflicto por las medidas proteccionistas chinas sobre los aceites de soya argentinos, uno de sus principales productos de exportación.
Chile también es un proveedor relevante de alimentos para el país asiático. El año pasado, 81% de los trozos de trucha congeladas importados por China venían de esa nación que, además, es líder en importaciones chinas de cerezas frescas (75%), ciruelas frescas (74%), manzanas frescas (70%), frutillas congeladas (58%), uvas frescas (51%) y vino a granel (35%).
Energía directa
Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil son suministradores clave de petróleo. El caso más evidente es el del gobierno venezolano, que intensificó el intercambio desde 2007, cuando suscribieron el Fondo de Cooperación China-Venezuela. El instrumento se convirtió en fuente de financiamiento de obras de infraestructura públicas a partir de un préstamo de 4 mil millones de dólares desembolsados por el Banco de Desarrollo de China (BDC), y cuya amortización se hizo atada al suministro de 100 mil barriles diarios de crudo por Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Este mecanismo —conocido informalmente como fondo chino— ha elevado los préstamos del BDC a Venezuela a 40 mil mdd, lo que implica el envío de 430 mil barriles diarios a China.
La nación del lejano oriente también se ha convertido en la principal financista de Ecuador, luego de la crisis de 2009 que produjo un descenso en los precios del crudo. Para recuperarse, el gobierno de Quito firmó con Pekín un primer crédito de mil mdd ese año.
En la actualidad, la deuda aproximada es de 6 mil 700 mdd, casi 12% del PIB, razón por la cual Ecuador envía a China 54% de su producción petrolera, una cifra que ronda los 9 millones de barriles mensuales. Del monto total del financiamiento, 2 mil 638 mdd han sido destinados al levantamiento de seis centrales de generación hidroeléctrica, que sumadas alcanzarán una potencia de 2 mil 188 megavatios en 2016.
En las últimas semanas las relaciones entre Buenos Aires y Pekín fueron noticia por el colapso del que debió ser un negocio multimillonario —que llegaba a 7 mil mdd— por la segunda mayor petrolera del país, Panamerican Energy.
En Brasil los sectores de energía y minería representan 90% de las inversiones chinas. El negocio más importante en 2010 fue la adquisición de 40% de Repsol-Brasil por Sinopec, empresa estatal china de petróleo y gas, por un valor de 7 mil 100 mdd. Datos de la Cámara de Comercio Brasil-China muestran que, en ese año, los chinos se convirtieron en los mayores inversionistas extranjeros en el país con el anuncio de la entrada de 30 mil mdd.
El interés chino por petróleo también es un hecho en Costa Rica. Aunque las políticas ambientales de esta nación centroamericana han frenado cualquier posibilidad en ese campo, el gobierno de China aprobó, a inicios de octubre de este año, continuar un proyecto conjunto con la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) para establecer un procesador en Costa Rica.
Materia prima
No hay duda de que China se ha convertido en parte importante de los ingresos de Chile. Los envíos a ese país son nueve veces más grandes que hace 7 años, y todo se debe al cobre: 35% del metal se va a China con exportaciones 11 veces más grandes que hace 7 años.
El metal permitió incrementar las relaciones con China. Minmetals, una de las mineras más grande del mundo y principal compradora de cobre de China, firmó en 2005 un convenio con Codelco que implicó el pago adelantado de 550 mdd a cambio de 50 mil toneladas anuales de cobre por 15 años.
Perú también compite como exportador de materias primas a China: 97% del total de sus ventas son minerales, casi la totalidad del intercambio comercial, que para el cierre de este año se calcula bordeará 7 mil mdd, según la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo. Pero Lima quiere un cambio.
En la V Cumbre Empresarial China-América Latina, realizada en Lima los días 21 y 22 de noviembre, el presidente Ollanta Humala pidió diversificar inversiones. Esta invocación no fue gratuita. Datos de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada, del stock de capitales del Estado asiático, que asciende a 736 mdd, indican que cerca de 85% se concentra en minería. Venezuela también le provee minerales, principalmente hierro. A septiembre pasado el país exportó 370 mdd.
Obras en ascenso
Otro tópico de intercambio son los proyectos de infraestructura que realizan empresas chinas en la región. Citic Construction está armando 297 vagones por 500 mdd para el sistema de transporte subterráneo de Buenos Aires, por orden del gobierno. Además, China Railways se asoció con la firma Roggio para construir una red de Metro en Córdoba por mil 800 mdd.
En Ecuador, la construcción de seis centrales hidroeléctricas es desarrollada por compañías chinas. Sólo en dos proyectos se efectuaron concursos. En las cuatro restantes se invitó a empresas chinas a participar.
La mayoría de estos proyectos tiene un retraso de al menos dos años, porque dependen de la entrega de créditos chinos. De concretarse, el país contará con 55% más de capacidad para generar energía respecto a la que posee.
Aunque la inversión directa de China en Costa Rica es de 0.2% del total, el gobierno del estado centroamericano proyecta a su país como una base para la instalación de empresas del gigante asiático interesadas en América del Norte y el Caribe.
La ministra de Comercio Exterior, Anabel González, declaró que ese puede ser el interés del país asiático, pues al producir bienes desde Costa Rica las empresas chinas podrían aprovechar ventajas del libre comercio con Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Panamá, República Dominicana y de la Comunidad de Estados del Caribe.
Un paso clave para darle sustento a estas proyecciones fue el lanzamiento oficial de las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países. Ese pacto está en vigencia desde el 1 de agosto de este año y marcó un hito en las relaciones diplomáticas bilaterales, que fueron suscritas el 6 de junio del 2007.
El hecho implicó la ruptura del vínculo de Costa Rica con Taiwán, lo que causó sorpresa tanto a lo interno como en el ámbito internacional. China respondió al gesto.
Como hace con la mayoría de sus nuevos socios, donó a Costa Rica un estadio —construido por obreros de ese país— para sustituir la vieja edificación del Estadio Nacional.
Fuente: eluniversal.mx
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