Te necesitan indignado (incluso indignado contra los indignados) para que reacciones; para que actúes; para que te levantes del sillón y seas tú el que, como un héroe moderno, perfeccione el sistema; el que introduzca los cambios y ajustes necesarios. Todo con el objetivo de hacerte sentir parte y autor del mismo; con el objetivo de vincularte aún más a él, de engancharte a él, de impedir que te alejes de él.
Te necesitan indignado para que sigas jugando a su milenario juego; necesitan tu ira y tu deseo de venganza para que nunca te separes de ellos; para que seas tú mismo quien mantenga vivas todas sus estructuras y superestructuras; para que, después de que todo cambie, todo siga como está. Y cuanto mayor sea tu grado de indignación, cuanto peor concepto tengas de ellos, cuanto más les odies y más profunda sea tu rabia, mucho mejor para sus propósitos. Con tal fin, ellos mismos (por mucho que te engañes pensando que has sido tú quien lo hizo), ellos mismos, decía, son los que te han venido revelando lo "malos" que pueden llegar a ser, para que tu indignación jamás desfallezca.
Indignados, aceptadlo, vosotros sois los nuevos miserables que ellos necesitan para dejar atrás el Antiguo Orden y dar paso al Nuevo; sois el caos necesario (0) para devolver todo
al orden (1) que ellos desean; la imprescindible ruptura del círculo que asegure la perpetuación de su sistema. Cuando todo termine, volveréis a estar donde siempre estuvisteis: en la base de su sistema social jerarquizado, llámese éste liberal o autoritario; progresista o conservador; democracia o ciberdemocracia. Seguiréis siendo los productores que los sabios necesitan para que su República funcione como lleva haciéndolo desde hace siglos. Habréis sido vosotros y vuestro miedo a la libertad; vuestra incapacidad para vivir fuera del rebaño y sin pastores, los artífices de este nuevo paso, de esta nueva revolucionarización de vuestra condición de siervos.
¡Enhorabuena, por fin lograréis que la cárcel acabe teniendo los barrotes de oro! Seguirán siendo barrotes, pero de oro al fin y al cabo. Quizás eso sea lo que realmente queríais; acaso ésta sea la razón por la que el color principal de las banderas que enarboláis sea el amarillo y no otro; quizás éste sea el verdadero motivo por el que queréis tomar las calles de su macrocárcel y no las riendas de vuestra vida; acaso por eso aspiráis a tener futuro, mientras despreciáis el presente.
Fuente: antimperialista
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