Visto en Despertares
Hoy he leído en el diario una magnífica noticia. Una familia de Montcada (Barcelona) ha dado con la fórmula para saltarse a la torera las injustas órdenes de desahucio, cada vez más frecuentes. Últimamente, como que la policía se encontraba con fuerte oposición vecinal para ejecutarlas, hasta el punto de no haber logrado acabar ninguna, habían comenzado a acudir a las ejecuciones con fuerzas antidisturbios. Esto hacía imposible que la oposición vecinal frustrara el proceso.
Pues bien, ayer, al ir a ejecutar una de estas ordenes de desahucio, la policía se encuentra con la oposición vecinal habitual; intervienen los antidisturbios y aseguran un perímetro para que los agentes judiciales puedan actuar; la familia coge las cuatro cosas más importantes que tenían en casa, mientras que el vecindario no para de gritar consignas contra los bancos, la policía y la justicia; el cerrajero, que ha venido a instancias de la policía, cambia el pomo de la puerta. Los agentes judiciales, finalmente, levantan acta de desahucio y la familia, en medio de la más profunda tristeza, se encuentra en la calle. La policía empieza a retirarse y se dan las más sentidas muestras de solidaridad entre los vecinos, muchos de los cuales piensan que tal vez ellos serán los siguientes.
Una vez las cosas se calman, todos se van yendo: cerrajero, agentes judiciales, antidisturbios, policías, vecinos… A las dos todos comiendo en su casa. Menos la familia desahuciada que se va a comer a casa de una tía. ¡Se acabó!
¿Acabado? No os lo penséis. Después del carajillo, el pater familia, que continúa considerando que aquella todavía es su casa, recoge a su mujer y a los niños y se va para allá. Entra por el sencillo procedimiento de dar una patada a la puerta y, como es un manitas, vuelve a cambiar el pomo y pone uno nuevo que había tenido la precaución de comprar de buena mañana. ¡Volvemos otra vez!
No sé si este proceder se lo recomendó una abogado; si es así: chapeau por el abogado. Y si se les ocurrió a ellos mismos, todavía más chapeau. El lío jurídico que han organizado es de campanillas, porque no se les puede volver a desahuciar. El desahucio ya se practicó y el expediente judicial se tiene que dar por terminado. Ahora ya no son unos propietarios que no pagan las cuotas de su hipoteca, ahora son unos simples ocupas. Y si el propietario lo quiere echar, tendrá que comenzar un nuevo y diferente procedimiento judicial.
Estoy seguro que el banco (o caja) ya debe tener una legión de picapleitos estudiando qué pueden hacer para vaciar la vivienda. ¿Se ha inscrito en el registro de la propiedad la adjudicación del piso es subasta pública? Si no es así no se puede acreditar la propiedad y, por tanto, tampoco presentar denuncia. ¿Quién tiene poderes suficientes dentro del banco para presentar una denuncia de estas características? Venga: empecemos a leer poderes a ver quien puede hacerlo. ¿Iniciamos un proceso civil o uno penal? ¿Cuál será más rápido? ¿Qué oposiciones podrían presentar los ocupantes? ¿Cuánto tiempo puede durar el procedimiento?
Magnífico. Genial. ¡Un golpe maestro!. Tal vez de lo que se trata hoy día, es aprovechar todas las grietas del sistema para crear el caos. Como ya sabían los griegos, sólo del caos puede surgir un orden nuevo, un cosmos. Y, “voto al demonio” (expresión catalana), estoy seguro que lo necesitamos.
Enviado por J.A. Osorio
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