27 sept 2011

¡Más Europa! Guerra dólar-euro: se perfila un vencedor claro

Abstengase los que no soporten un lenguaje fuerte:

En los próximos meses vamos a sufrir una conmoción financiera cuya única cara positiva será que va a salvarles la vida a muchos pavos de Navidad. De la cuesta de enero prefiero no hablar, de momento, porque ando escaso de Prozac. Pero id imaginando que os va a escocer como un esfínter abarrotado de moras.

La calamidad viene otra vez, como la crisis entera, de EEUU, donde los planes de restablecimiento de la economía de Obama ―con las elecciones presidenciales a un año vista y esa cara de pan sin vender que tiene últimamente― pasan por el consenso con los republicanos, lo que va a resultar más difícil que darle por culo a un tigre de Bengala. Con una recesión en progresión acelerada, el Gobierno Federal no ingresa por impuestos ―la tasa ha caído un 30%, más o menos como en España― y se va a comer los dos billones del aumento del techo de deuda, aprobados por el Congreso, en menos de un año. Esto lo sabe ya todo cristo que tenga algunos ochavos para invertir, así que los bonos de la deuda americana apestan, no los quieren ni para hacer con ellos serpentinas, y tendrán que seguirse monetizando, lo que significa que se los irá quedando todos la FED.

Teniendo en cuenta que la FED funge de banco central norteamericano, lo que se está haciendo es
, hablando conciso como un puño, fabricar dólares, y ello significa devaluar todos los dólares existentes en el mundo, que no son pocos: unos 750 billones, entre billetes, depósitos, cuentas, activos nominados en dólares y CDS's (derivados). ¿Lo digo más claro? El dólar está hundido, es una moneda sobrevalorada, no vale ni la mitad de su valor de cambio en el mundo. Hasta ahora la han sostenido los acreedores de los EEUU, sobre todo un gobierno de 1.400 millones de laboriosas hormiguitas de ojos diagonales que les vende desde high-tech hasta pay-pays, mientras la FED se esforzaba a tirar de la divisa europea hacia la sima, donde ella misma cae tras el billete verde, mediante sucias jugarretas de sus banqueros socios ―Goldman Sachs et altri―, con todo el apoyo publicitario de los medios de comunicación que posee el SFI, o que tiene agarrados por los endeudados cojones. Porque, sabedlo, esto es un enfrentamiento a muerte entre la casta financiera de los EEUU ―el Sanedrín Financiero Internacional― y la casta político-burocrática de Europa, una guerra en la que, en vez de utilizarse misiles balísticos, se lanzan andanadas especulativas de divisas.

Pero a los especuladores ―con sus instrumentales hedge fundsno les está yendo bien. El Euro vive y colea, mientras que el dólar huele a muerto, porque la FED ha agotado su margen de maquinación para alterar el precio de esa divisa que fabrica en exclusiva desde la pasta de lino. El tiempo corre en su contra: Cuanto más pasa, más dinero pierden Rothschild Bank de Londres y Berlin, Lazard Brothers Bank de Paris, Israel Moses Sieff Banks de Italia, Warburg Bank de Hamburgo y Amsterdam, Kuhn Loeb Bank de Nueva York, Chase Manhattan Bank de Nueva York, Goldman Sachs Bank de Nueva York. Hay otros, pero estos son los más significativos, porque son los amos de la FED, y tienen el poder absoluto sobre el dólar: pueden fabricarlo o retirarlo del mercado a voluntad en las cantidades que estimen necesarias para sus fines, lo que constituye el sueño dorado de cualquier especulador.

Sobre la crisis griega se han vertido malintencionados testimonios de consecuencias nefastas ―incluso Obama, peón de brega, triste vocero del Sanedrín que le pagó la campaña electoral, habla de la crisis del euro como un tertuliano televisivo, y la dice muy grave por negligencia política, cicatería y tardanza en el apoyo a la banca europea... ¡Obama, el aturdido presidente de un gobierno tetrapléjico!―, con las bolsas europeas cabrioleando más sube y bajas que zurullos en acequia. Imaginad lo que va a ser y significar una súper crisis como la de Grecia multiplicada por 50. No se va a salvar ni el apuntador. Porque, amigos, EEUU será para final del año 2011 una metáfora de las Torres Gemelas cayendo a plomo. Las consecuencias se harán notar en el planeta entero. Una devaluación del dólar a razón de crear cinco billones de papelitos más al año implicará un verdadero nuevo orden mundial, pero no el que esperaba el Sanedrín Financiero Internacional, que era el parto de una nueva divisa internacional, como piden sus esbirros en la ONU, respaldada por el oro que han ido atesorando poco a poco, acumulado en las bóvedas acorazadas de sus bancos; una nueva moneda impuesta a los dos continentes del mundo occidental. Una nueva divisa que ellos controlasen y fabricasen ―así, de la nada, como el dólar― en exclusiva. Pues no va a funcionar: El modelo mundial a seguir será el de Europa, el de la japonésida parsimonia, el del debate de opiniones, el del valor de la moneda basado en la calidad de los productos europeos, en la austeridad y en la capacidad de organización y estructuración continental de su sociedad. Esto se llama uniformización ―metáfora de pérdida de soberanía― por la vía "democrática": fiscalidad común y sanción de presupuestos por un ente centralizado como sostén de una moneda que circula desde Tallin hasta Sanlúcar de Barrameda.

De momento, el Sanedrín Financiero Internacional no domina el euro ―solamente el dólar y la libra esterlina, que no es poco―, ni siquiera con el askenazí Trichet al mando de la nave europea. Porque Trichet no es el que toma las decisiones cruciales o se queda sin sueldo; sino que lo hacen, asesorados por la ingente tecnocracia europea, los presidentes de los dos países menos proclives a doblegarse ante Londres ―que es la sede financiera del mundo del dólar, y donde el Sanedrín Financiero Internacional se afinca―: los de Francia y Alemania. Pronto, Trichet será sustituido por un católico, el italiano Draghi, que fue palanganero de Goldman Sachs. Pero cuando alguien alcanza el rango de presidente del BCE no debiera ser servidor de nadie más que del continente que le paga.

Europa no confía en el SFI(3): conoce sus intereses y sus perversas intenciones. Y no va a tragar, sino a seguir buscando soluciones, serenos como ojos de vidrio. El Sanedrín Financiero Internacional, ante la evidencia de que la cosa se les tuerce, ha cambiado de actitud recientemente ―cosa típica de los usureros en cuanto ven que se les escapa un negocio―, y ha pasado, con prisas de cuatrero, de la extorsión, la tacañería y la crueldad con Europa a una generosidad apabullante: acaban de ofrecer 300 billones de dólares con la tinta aún fresca para inyectar liquidez al sistema de la moneda única. Estos askenazatas, aunque ocultan sus intenciones como uno de la Asociación del Rifle a un hijo maricón, resultan transparentes. ¿De verdad pasan por ser tan listos?

La Gran Quimera del Nuevo Orden Mundial, para la consecución del cual se articuló toda esta crisis artificial, se está desencuadernando por completo. Las grandes apuestas dan lugar, a veces, a grandes decepciones. En un futuro inmediato, la nueva moneda de reserva internacional se llamará Euro(1), y los europeos vamos a vivir del crédito durante los próximos 50 años, porque todo el mundo va a querer vendernos mercancías, comprar nuestra deuda y acumular nuestros billetes de colorines: Sólidos, como todo lo que hace Alemania; y chauvinistas, como todo lo que hace Francia. Pronto, las agencias de calificación, indecentemente serviles al SFI, tendrán que reconocerlo o cerrar y dedicarse a vender billetes de las Loterías del Estado español, que en pocos días pasará a ser propiedad de los clientes del barón de Rothschid. Y habrán de calificar la deuda norteamericana con el rating correcto, que es una puta B.

¿Podemos los españoles aportar algo en tan mayúscula e inaplazable tarea? Pues sí. Os recuerdo que hace casi tres años debimos habernos salido del ámbito de la moneda única ―en la que nunca debimos haber entrado, porque España no es ni puede ser un país moderno, sino atrabiliario y neofranquista―. No lo hicimos entonces y ya es tarde, como demuestran los casi 6 millones de parados reales y la monstruosa deuda que acumulamos, de 4 billones de euros. Así que, con Alemania hasta la muerte, qué remedio, como si fuéramos todos soldaditos de una rediviva División Azul a las puertas de Stalingrado ―¡y que viva el IV Reich, del que España será una mera provincia y a cuyo PIB contribuirá en un 15%! ¡Qué jodidamente cíclica es la puta Historia!(2)―, pues la alternativa es la esclavitud, la obligatoria servidumbre de los seres racialmente inferiores a sus amos, súperhombres ungidos directamente por Dios para decidir sobre la calidad de nuestras vidas y la guisa de nuestros óbitos.

¿Habremos de cambiar y de currar de una puta vez en serio, como los alemanes? ¿Tendremos que adquirir sentido de ciudadanía, como los franceses? ¿No será eso mucho pedir a una piara de trepas, adictos al dinero fácil, al negocio sucio, al clientelismo político; a gentuza que trabaja menos que los támpax en un asilo, que prefiere esperarse a que el Estado le resuelva todos los problemas? La realidad es tozuda, y demuestra que más hace un lobo callando que cien perros ladrando, y Alemania sigue tirando de Europa como una locomotora, mientras su enemigo y dueño de los medios, EEUU, cae en el abismo escupiendo maldiciones en yiddish. Pero los españoles, que tenemos menos reflejos que el papel secante, seguimos vegetando minerales ante el paro que crece desmedido, esperando quizás que el 20-N gane las Elecciones Generales el Partido Popular y que el brazo incorrupto de Franco, presidiendo los consejos de ministros, haga un milagro que nos saque de este cagado gallinero en el que no cabe una mierda más. Que hay que ser gandul, cojones, para dar lugar a no poderse comer ni un pavo en Navidad.

MALDITO HIJO DE PERRA


NOTA:
Releyéndolo, parece que este fuera uno de los artículos más optimistas que he escrito en mi puta vida, y no era mi intención. Bajo el cálido efecto del alcohol etílico, me ha salido así, y así lo voy a dejar.

(1) A menos que, como no deja de ser probable, el SFI ordene que uno de los 17 reactores nucleares alemanes "falle" y se le abra un boquete en el tejado que contamine media Europa de desechos nucleares

(2) Si esta frase os produce diarrea, es normal. Es efecto del natural acojono. A mí también me pasa.

(3) Lo cual es vendido por los media justo al revés, la FED viene al rescate de Europa. Siempre es la misma táctica: crear miedo en el público, como durante el pánico bancario de 1907, para arruinar a los contrincantes y quedarse con todo el pastel. Los media, esas rameras.

Fuente: Ácratas

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