25 jul 2011

Canadá: un comité del parlamento decreta que las críticas a Israel deben considerarse “antisemitas”



JILLIAN KESTLER-D’AMOURS / AL-JAZEERA / REBELIÓN – - Casi dos años después de las primeras audiencias realizadas en Ottawa, el Comité Parlamentario Canadiense para Combatir el Antisemitismo (CPCCA, por sus siglas en inglés) publicó un informe detallado el 7 de julio que estableció que el antisemitismo aumenta en Canadá, especialmente en los campus universitarios.

Aunque el informe final del CPCCA contiene algunos casos de verdadero antisemitismo, el comité ha presentado poca evidencia de que el antisemitismo haya aumentado realmente en Canadá en los últimos años. En su lugar, concentra una cantidad desproporcionada de esfuerzo y recursos en lo que califica de un llamado “nuevo antisemitismo”: las críticas a Israel.

Por cierto, el verdadero propósito del comité CPCCA parece que es sofocar las críticas a la política israelí y dañar la organización de solidaridad pro palestina en Canadá, incluidos, particularmente, los eventos de la Semana del Apartheid Israelí. Muchas de las conclusiones del CPCCA, por lo tanto, deben rechazarse porque constituyen un ataque a la libertad de expresión y a la libertad de protesta, y porque debilitan imprudentemente la lucha contra los verdaderos casos de antisemitismo.

El CPCCA y sus conclusiones

El Comité Parlamentario Canadiense para Combatir el Antisemitismo (CPCCA), tuvo su origen en una conferencia realizada en Londres en febrero de 2009 por el Comité Interparlamentario por el Combate contra el Antisemitismo. Formado en marzo de 2009 y no relacionado directamente con el gobierno
canadiense, o con ninguna ONG o grupo de presión, el CPCCA incluyó a 22 miembros del Parlamento canadiense de todos los partidos. El antiguo parlamentario liberal Mario Silva presidió el Panel de Investigación y el parlamentario conservador Scott Reid dirigió el Comité Directivo.

Entre noviembre de 2009 y enero de 2010, el CPCCA realizó diez audiencias separadas en las cuales representantes de diversas organizaciones no gubernamentales, instituciones religiosas, departamentos de la policía y universidades canadienses e israelíes presentaron documentos que debían evaluar el nivel del antisemitismo en Canadá. Aunque a los grupos críticos con Israel se les negó la oportunidad de dirigirse al comité, importantes organizaciones sionistas como B’nai Brith Canada, Friends of the Simon Wiesenthal Center for Holocaust Studies, y el Congreso Judío Canadiense fueron acogidas.

“Gran parte del antisemitismo actual se manifiesta en agitación contra Israel en relación con boicots, desinversión y sanciones”, dijo Avi Benlolo, presidente y director ejecutivo de Friends of the Simon Wiesenthal Center for Holocaust Studies, en una audiencia en noviembre de 2009. “Despliega un doble rasero injusto contra el Estado judío, al escoger solo a Israel para una crítica unilateral y dura y al pedir acciones punitivas”.

Durante todo el proceso de consulta, el CPCCA se concentró regularmente en campus universitarios canadienses, que se describieron rutinariamente como caldos de cultivo de antisemitismo, en los que estudiantes judíos o con tendencias favorables a Israel son frecuentemente intimidados y amenazados. Esta acusación se repitió frecuentemente y se incluyó en el informe final del CPCCA, a pesar de que el Dr. Fred Lowy, presidente emérito de la Universidad Concordia en Montreal, declaró en su discurso ante el CPCCA que, “en general, los campus canadienses son seguros, y no constituyen caldos de cultivo de antisemitismo de ningún tipo”.

En su informe final, el CPCCA hizo unas dos docenas de recomendaciones sobre cómo combatir mejor el antisemitismo en Canadá. Aunque el informe señala que “la crítica a Israel no es antisemita, y decirlo es erróneo”, también estableció que “elegir a Israel para condena y oprobio selectivos… es discriminatorio y lleno de odio” y muchas de sus recomendaciones tratan del combate contra este “nuevo antisemitismo”.

Una importante recomendación emitida por el CPCCA fue que el gobierno canadiense debería favorecer la definición del trabajo de antisemitismo utilizada por el Centro de Monitoreo del Racismo y la Xenofobia de la Unión Europea (EUMC, por sus siglas en inglés). Esta definición categoriza “la aplicación de dobles raseros al requerir de [Israel] una conducta que no se espera ni se exige a ninguna otra nación democrática” como antisemita.

En otras palabras, el CPCCA apoya una definición según la cual los individuos que concentran su atención en las violaciones israelíes de los derechos humanos, pero no condenan de la misma manera a otros Estados por sus violaciones de los derechos humanos, pueden calificarse como antisemitas. Esto es evidentemente problemático ya que los activistas de la solidaridad con Palestina –como cualquier otra persona– tienen limitaciones que imposibilitan que se involucren en cada tema en el que estén interesados de otra manera. No deberían ser calificados de antisemitas por no poder participar en cada lucha por los derechos humanos que tiene lugar en el mundo.

Otra recomendación peligrosa hecha por el CPCCA fue que los administradores de las universidades canadienses deberían condenar “discurso, eventos y oradores que sean infundiosos, dañinos o que no estén en función del discurso académico, incluida la Semana del Apartheid Israelí”. Incluso el uso de la palabra “apartheid” en relación con Israel es antisemita, estableció el CPCCA, ya que corresponde a la “negación a su derecho a la autodeterminación al pueblo judío… al afirmar que la existencia del Estado de Israel es una iniciativa racista”.

Esto viola claramente la libertad de expresión y un intercambio abierto de ideas en las universidades canadienses, y también califica injusta e inexactamente la Semana del Apartheid Israelí (IAW) de antisemita. En realidad, la IAW ha reunido desde 2005 a respetados activistas, académicos, periodistas y personalidades culturales de todo el mundo, incluidos Judith Butler, Ronnie Kasrils, Noam Chomsky y Ali Abunimah, entre otros, para discutir abiertamente ideas relacionadas con Israel/Palestina.

La IAW provee un espacio educativo para comprender las políticas de apartheid de Israel, como lo evidencian, por ejemplo, sistemas legales separados utilizados por israelíes y palestinos que viven en Cisjordania ocupada o las leyes discriminatorias de propiedad de la tierra que existen dentro de Israel, y apoya la creciente campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS), que apunta a presionar de modo no violento a Israel para que respete el derecho internacional. Es algo muy diferente de una “[campaña] uniformemente bien organizada y agresiva, hecha para convertir al Estado judío y sus partidarios en parias” como pretende el informe del CPCCA.

El CPCCA también recomendó que el Comité Canadiense de Asuntos Exteriores realice un estudio del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, “en particular respecto a su énfasis exagerado sobre supuestos abusos de los derechos humanos por parte de Israel, mientras ignora flagrantes abusos de los derechos humanos de otros Estados miembros”.

Esto demuestra claramente cómo el comité confunde antisemitismo con crítica sobre Israel, y está dispuesto a difundir dudosas sospechas contra organismos de la ONU y a mancillar la reputación internacional de Canadá al hacerlo.

En una declaración publicada el 8 de julio, Thomas Woodley, presidente de Canadienses por la Justicia y la Paz en Medio Oriente (CJPME), dijo que las recomendaciones del CPCCA “si se implementaran inhibirían la discusión pública de la conducta de Israel”.

“El CJPME cree que las conclusiones y recomendaciones generadas por un proceso en el cual el mismo organismo –el CPCCA- es fiscal, jurado y juez, no son creíbles. Aunque algunos testigos relataron incidentes que ciertamente indican un genuino antisemitismo, muchos se quejaron de que sólo habían expuesto críticas sobre la conducta de Israel,” dice el comunicado de prensa del CJPME.

Voces Judías Independientes (IJV) Canadá también criticó al comité, señalando que “el objetivo del CPCCA es criminalizar la crítica a Israel y al sionismo, no realizar audiencias imparciales. Por lo tanto, nos oponemos al CPCCA como organización ideológicamente prejuiciada con una agenda que dañará la libre expresión y la actividad de derechos humanos en Canadá. Nos oponemos a la distorsión orwelliana del antisemitismo del CPCCA. Es un peligro para las libertades canadienses y para la genuina y necesaria lucha contra el antisemitismo.”

Reflejo de la política oficial canadiense

Mientras la calificación de críticos de la política israelí de antisemitas no es nada nuevo, el nivel al cual se está utilizando esta acusación en el discurso canadiense debe verse como un reflejo de la política oficial y actual del gobierno canadiense respecto a Medio Oriente.

“Cuando Israel, el único país del mundo cuya propia existencia está bajo ataque, es regular y visiblemente escogido para condenarlo, creo que estamos moralmente obligados a adoptar una postura firme. Es responsabilidad de todos nosotros que nos opongamos a la satanización, los dobles raseros, la deslegitimación, las tres D [inglés para: sucio, peligroso y degradante, N. del T.],” dijo en 2010 el primer ministro canadiense Stephen Harper en la Conferencia de Ottawa sobre el Combate contra el Antisemitismo, que fue apoyada por el CPCCA. Harper agregó:

“Explotando diferentes ideologías antiestadounidenses, antisemitas y antioccidentales, apunta al pueblo judío al atacar a la patria judía, Israel, como la fuente de injusticia y conflicto en el mundo y utiliza, de modo perverso, el lenguaje de los derechos humanos para hacerlo. Debemos ser inexorables en la denuncia de este nuevo antisemitismo por lo que es.”

Bajo Harper, Canadá ha defendido rutinariamente la intransigencia israelí y su desdén por el derecho internacional y los derechos humanos del pueblo palestino bajo su control. Como recompensa se han fortalecido la cooperación comercial y militar y los vínculos militares y de tecnologías de la seguridad con Israel.

En mayo de este año se informó de que Harper se opuso obstinadamente a hacer alguna referencia a las fronteras de 1967 en una declaración de la cumbre del G8 que llama a nuevas negociaciones israelíes-palestinas. El ministro de Exteriores israelí de extrema derecha, Avigdor Lieberman, agradeció a Harper su posición, y declaró: “Canadá es un verdadero amigo de Israel”.

En 2010, Canadá anunció que suspendería sus contribuciones financieras a la Agencia de las Naciones Unidas de Ayuda y Trabajo (UNRWA), la organización que suministra apoyo y recursos a aproximadamente 4,7 millones de refugiados palestinos registrados en Jordania, el Líbano, Siria y los territorios palestinos ocupados, y canalizaría en su lugar el dinero a más instituciones de vigilancia y seguridad dirigidas por la no elegida y corrupta dirigencia de la Autoridad Palestina.

En enero de 2009, mientras el ejército israelí continuaba su desproporcionado ataque contra la sitiada población civil en Gaza que causó 1.400 palestinos muertos en tres semanas, Canadá fue el único país de 47 que votó contra una moción de condena de la violencia israelí en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Aparte de proveer cobertura diplomática a Israel, el gobierno canadiense ha atacado y cortado los fondos a diversas organizaciones no gubernamentales que trabajan en temas relacionados con Israel/Palestina, incluidas Kairos Churches y Alternatives International.

El ministro canadiense de Ciudadanía, Inmigración y Multiculturalismo, Jason Kenney, quien dirigió la formación del Comité Parlamentario Canadiense para Combatir el Antisemitismo (CPCCA) y es un miembro por derecho propio, también ha afirmado repetidamente que la Federación Árabe Canadiense promueve el antisemitismo y el odio. Aunque Kenney nunca ha justificado esas afirmaciones, los contratos de la Federación Árabe Canadiense con el gobierno, que ayudaron a financiar programas de lenguaje para inmigrantes del área de Toronto (que en su mayoría son de origen chino), no se renovaron en 2009.

Debilitan la lucha contra el verdadero antisemitismo

El antisemitismo, como todas las demás formas de racismo es espantoso y se debe condenar fuerte e inequívocamente.

Pero al definir la crítica legítima de la política israelí y el activismo pro palestino en Canadá como antisemitismo, el CPCCA no solo amenaza la libertad de expresión y de protesta, sino que además debilita la lucha contra los verdaderos casos de antisemitismo y la seriedad con la cual hay que encarar casos semejantes.

Es algo a lo que los canadienses, y la gente en todo el mundo, deberían oponerse firmemente.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Jillian Kestler-D’Amours es una periodista canadiense que vive en Jerusalén. Colabora regularmente con The Electronic Intifada, Inter-Press Service y Free Speech Radio News. En su sitio, http://jkdamours.com/, se encuentran más trabajos suyos.


Fuente: http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/07/20117206368409551.html

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